Aceite de cannabis: extrayendo la medicina

Aceite de cannabis: extrayendo la medicina

Aceite de cannabis: extrayendo la medicina

Existen diferentes formas de administrar cannabinoides con fines medicinales. Aunque la vía inhalada es la más rápida en actuar, no todos los pacientes están dispuestos a llevar encima un dispositivo para tal efecto. En este sentido, la vía sublingual se presenta como la opción más interesante para los pacientes que utilizan cannabis con fines terapéuticos. La vía sublingual es relativamente rápida en actuar (inicio de los efectos, en unos 15 minutos tras la toma), evita el primer paso hepático y no necesita de dispositivos para su aplicación. 

Existen varios tipos de disolventes que podemos utilizar para extraer los cannabinoides. Entendemos como aceite de cannabis el extracto residual que permanece una vez se haya evaporado el disolvente escogido para extraer los cannabinoides de la planta. Este producto de color oscuro y pegajoso se hizo famoso a nivel mundial gracias a Rick Simpson, que en sus vídeos explica con detalle cómo fabricar de forma casera este aceite de cannabis.

Los cuatro métodos de extracción analizados en este estudio fueron la nafta, el éter de petróleo, el etanol y el aceite de oliva. Este último método fue, según los autores del trabajo, el más adecuado para extraer los cannabinoides de la planta, ya que aunque utilizando aceite de oliva no podremos evaporar posteriormente el disolvente para conseguir un extracto más concentrado, la capacidad de éste para extraer los cannabinoides y los terpenos supera con creces el resto de los métodos utilizados. El único problema derivado del hecho de no conseguir concentrar el extracto es que el paciente tendrá que usar volúmenes mayores para conseguir el mismo efecto terapéutico que si utilizase otro tipo de extractos más concentrados.

La nafta y el éter de petróleo son los disolventes recomendados por Rick Simpson. Los principales problemas que se presentan cuando utilizamos estos disolventes son los residuos que encontramos en el producto final, y que son difíciles de eliminar con métodos caseros.

El etanol, por su parte, es menos tóxico que la nafta y el éter de petróleo, aunque resulta algo caro por los impuestos añadidos al alcohol. Además, hay que tomar ciertas precauciones cuando se trabaja con él, ya que el alcohol, cuando se evapora, se vuelve altamente inflamable, por lo que tendremos que trabajar en un sitio bien ventilado y sin ninguna llama cercana. La evaporación del alcohol, por tanto, nunca se hará con llama, sino con placa de inducción a niveles caloríficos relativamente bajos, o bien a temperatura ambiente. Tampoco evaporaremos el alcohol exponiéndolo al sol, ya que degradaríamos el THC de la muestra. Además, el alcohol extrae una fracción importante de clorofila, que da un color verde intenso y un sabor poco agradable al producto final. Se puede eliminar esta clorofila filtrando el producto por una columna de carbón activado, pero se eliminaría una fracción bastante importante de cannabinoides y de terpenos, por lo que no se recomienda efectuar este filtrado.

El método de extracción mediante nafta, éter de petróleo o etanol consiste en introducir la materia vegetal en un recipiente, llenarlos con cualquiera de los disolventes, dejar la mezcla en reposo agitando ligeramente de vez en cuando, repitiendo este proceso durante unos 20 minutos, filtrar y dejar evaporar el disolvente. En el caso del aceite de oliva, el cannabis triturado se mezcla con aceite de oliva y se calienta al baño maría durante un periodo que varía entre los 60 y los 120 minutos, se deja enfriar la mezcla y, posteriormente, se filtra por presión.

Otro paso importante en la fabricación de aceite de cannabis es la fase de calentamiento. Recordemos que el calentamiento es un método indispensable para transformar los cannabinoides ácidos en neutros, siendo ésta la forma activa de los mismos. Como mala noticia tenemos que cualquier método de calentamiento, aunque sea por un corto periodo de tiempo (por ejemplo, utilizando el baño maría durante 5 minutos a 100 grados centígrados), elimina una importante fracción de los terpenos. En el caso del baño maría, durante 5 minutos los terpenos se redujeron a la mitad, y en el caso de utilizar un horno (30 minutos a 140 ºC), los terpenos detectables se redujeron a trazas, tanto los monoterpenos como los sesquiterpenos.

Sabemos a día de hoy que la efectividad del cannabis no solo se basa en la presencia de cannabinoides, sino en la interacción de éstos con los terpenos. Por lo tanto, lo ideal sería utilizar un método que extrajese los cannabinoides y los terpenos sin eliminarlos del producto final, y que consiguiese la completa descarboxilación de los cannabinoides sin perder nada de terpenos. Desgraciadamente, ese método no existe en la actualidad o, si existe, todavía no se ha hecho público.

Al final del experimento se llegó a la conclusión de que el aceite de oliva es el mejor método para fabricar aceite de cannabis, ya que presentó una capacidad superior al resto de los disolventes en lo que se refiere a extracción de terpenoides y cannabinoides, sobre todo cuando se utilizan tiempos próximos a los 60 minutos en la fase de calentamiento al baño maría.

Fuente: Extraído del número #198 de la revista Cáñamo

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